Aprender a reconectar con el cuerpo, el deseo y la pareja después de parir
La maternidad transforma mucho más que la rutina: cambia la cuerpo, las emociones, las relaciones de pareja y la forma en que vivimos la sexualidad. Sin embargo, pocas veces se habla abiertamente de lo que sucede con el deseo sexual después de parir.
Lejos de ser un tema de “falta de ganas”, el posparto es un proceso profundamente físico y emocional en el que influyen las hormonas, el cansancio, la lactancia y las presiones sociales que recaen sobre las madres y personas gestantes.
En este episodio de Se Vale Preguntar la ginecóloga Yarí Vale y la trabajadora social Johana Karis abordan el tema:
Cambios hormonales que afectan el deseo
Después del parto, los niveles de estrógeno y progesterona caen drásticamente. Si la persona decide lactar, la prolactina —hormona encargada de la producción de leche— aumenta de manera significativa.
Este cambio hormonal tiene efectos en el bienestar general y en la sexualidad:
- Disminuye el deseo sexual y la lubricación vaginal.
- Aumenta la resequedad y, por tanto, puede provocar dolor durante la penetración.
- Interfiere con la ovulación, lo que mantiene un estado similar a una “fase lútea eterna”, donde el cuerpo se enfoca en cuidar, no en desear.
“Muchas mujeres me dicen que sienten que su cuerpo ya no es suyo, sino del bebé. Y eso es real”, explica la Dra. Yarí Vale Moreno. “La lactancia, el cansancio, la falta de sueño y el cambio de identidad se combinan en una etapa donde el deseo muchas veces pasa a un segundo plano”.

Cansancio, carga mental y presión social
La maternidad trae consigo una carga mental enorme. Las demandas del bebé, la falta de sueño, el trabajo doméstico y el regreso al empleo son factores que afectan el estado emocional y físico.
“El feminismo florece dentro de muchas mujeres cuando se dan cuenta de que la distribución del cuidado no es equitativa”, comenta la Dra. Vale. Cuando la pareja no asume su parte, el agotamiento emocional crece y la intimidad se siente como una tarea más.
A esto se suma la presión social por “volver a ser la misma de antes”:
- Recuperar el cuerpo previo al embarazo.
- Retomar el trabajo con el mismo rendimiento.
- Ser la madre, pareja y profesional “perfecta”.
Estas expectativas son irreales y dañinas. El posparto no es una carrera para “volver”, sino una etapa de adaptación y aceptación.
Reconectar con la intimidad: del deber al deseo
La sexualidad en el posparto no se trata de “volver al sexo”, sino de redefinir la intimidad.
Algunas estrategias que pueden ayudar incluyen:
- Comunicación abierta con la pareja: hablar sobre lo que se siente y lo que no se desea aún.
- Usar lubricantes (preferiblemente a base de agua o silicona) para evitar dolor.
- Planificar espacios de descanso y conexión emocional, no solo sexual.
- Pedir ayuda a familiares o amistades para tener tiempo propio o de pareja.
- Buscar apoyo psicológico si hay síntomas de tristeza profunda, ansiedad o depresión posparto.
“El sexo debe ser algo que se disfruta, no otra obligación más”, recuerda la Dra. Vale. “Cuando la pareja se involucra de forma empática, compartiendo responsabilidades y apoyando emocionalmente, la conexión regresa de manera natural”.

Depresión posparto y salud sexual
La depresión posparto también puede afectar el deseo. La tristeza, el aislamiento y la falta de energía son síntomas comunes que requieren atención médica.
El tratamiento con psicoterapia y, si es necesario, medicación, puede mejorar la salud emocional y, en consecuencia, la relación con el cuerpo y la pareja.
Reconocer que “no estás bien” no es debilidad, es un acto de amor propio y una forma de cuidar también a tu bebé.
En resumen
La maternidad no debería significar el final del deseo ni del placer. Es una oportunidad para redescubrir el cuerpo, sanar y aprender nuevas formas de conectar con nosotres mismes y con nuestras parejas.
El deseo puede tardar, cambiar o expresarse distinto, y está bien. En Darlington Medical Associates, creemos que se vale sentir, se vale sanar y se vale disfrutar.