Cómo exigir tus derechos y cuidar tu bienestar
A lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado innumerables obstáculos en la atención médica. Desde su exclusión en ensayos clínicos hasta la falta de cobertura para tratamientos esenciales, estos sesgos siguen afectando la calidad del cuidado que reciben.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, la trabajadora social Johana Karis y la Dra. Yarí Vale, ginecóloga en Darlington Medical Associates, discutieron en Se Vale Preguntar cómo la desigualdad de género se manifiesta en la práctica médica diaria y ofrecen estrategias para que puedas exigir la atención y el respeto que mereces. Escucha el episodio completo aquí:
Un legado de exclusión: por qué nos afecta hoy
Durante décadas, los estudios clínicos se realizaban principalmente con varones, lo que dejó a un lado información clave sobre cómo ciertas enfermedades y medicamentos impactan a las mujeres. Este sesgo ha derivado en tratamientos menos efectivos, diagnósticos tardíos y una ausencia de soluciones adecuadas para condiciones como la endometriosis o la salud posmenopáusica. Aunque se han logrado avances gracias a las luchas feministas, la falta de representación real de las mujeres sigue siendo un problema en la investigación médica actual.
“No solo nos excluyeron de los ensayos; también es común que nuestros síntomas se minimicen o se consideren ‘exagerados’”
– Dra. Yarí Vale

Estereotipos que duelen: el impacto en la consulta
El sesgo de género no solo afecta la investigación, sino también la manera en que personal médico aborda a las mujeres en la consulta. Ideas como “las pacientes exageran su dolor” o “están siendo emocionales” llevan a diagnósticos tardíos y manejos inadecuados. Casos como la endometriosis ilustran este problema: puede tardar 7 a 9 años en diagnosticarse porque el dolor menstrual se ha normalizado.
Asimismo, múltiples planes de salud cubren sin trabas tratamientos como el de la disfunción eréctil masculina, mientras que los anticonceptivos o terapias de reemplazo hormonal para las mujeres enfrentan constantes barreras de cobertura. Esta disparidad refleja la forma en que la sociedad prioriza ciertos padecimientos por encima de otros, perpetuando así la inequidad de género.
El poder de la palabra: cómo exigir tu espacio
Para contrarrestar estos sesgos, es fundamental que tomes el control de tu consulta médica. Algunas recomendaciones prácticas:
- Prepara una lista de dudas: Anota preguntas sobre tratamientos, síntomas y métodos anticonceptivos. Lleva esa lista al consultorio para no olvidar ningún tema importante.
- No temas pedir explicaciones claras: Si el o la profesional de la salud utiliza términos complicados, pídele que te lo explique “en arroz y habichuelas”. Tienes derecho a entender qué ocurre con tu cuerpo y por qué.
- Busca segundas opiniones: Si sientes que tu médico minimiza tus síntomas, no te escucha o no respeta tu autonomía corporal, no dudes en buscar otro profesional. Tu salud y tu confianza deben ser prioridad.
- Exige consentimiento informado: Antes de cualquier procedimiento, mereces que te expliquen riesgos, beneficios y alternativas. Si no estás de acuerdo, tienes todo el derecho a negarte.
Planes médicos y desigualdad: ¿quién define lo “esencial”?
Un ejemplo claro de la inequidad que enfrentan las mujeres es la disparidad en la cobertura de los planes de salud. Mientras que los tratamientos para disfunciones sexuales masculinas suelen estar cubiertos, las opciones anticonceptivas o la terapia de reemplazo hormonal enfrentan demasiados obstáculos. Esto va más allá de lo “económico”: refleja la idea de que la salud sexual femenina es secundaria.
“Si una pareja de 60 años tiene problemas de erección y de resequedad vaginal, el medicamento para él suele estar cubierto sin problema; el de ella, no tanto.”
– Johana Karis
Aunque hay iniciativas que defienden la igualdad de cobertura, la realidad política actual pone nuevos desafíos. Por ello, la organización y la exigencia colectiva son clave para impulsar cambios que permitan el acceso universal e inclusivo a la salud.
Hacia un sistema de salud inclusivo
La historia nos demuestra que los avances en los derechos de la mujer han sido posibles gracias a la lucha y la colaboración entre pacientes, profesionales de la salud y movimientos feministas. Hoy, más que nunca, se necesita la participación activa de todas:
- Profesionales de la salud: promover la investigación con perspectiva de género y brindar una atención empática.
- Pacientes: informarse, reclamar explicaciones y no conformarse con diagnósticos a medias o un trato despectivo.
- Gremios y organizaciones: presionar por políticas de igualdad en la cobertura de los planes médicos y la financiación de ensayos clínicos con mujeres.
En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, te recordamos que tu salud y tu voz importan. Tienes derecho a un cuidado integral, con explicaciones claras y tratamientos adecuados a tu realidad. Si en tu camino encuentras obstáculos, busca apoyo y segundas opiniones; no estás sola.