El aborto es una experiencia común, aunque pocas veces se hable de ella. Ha existido siempre, en todas las culturas y clases sociales, pero el estigma y el silencio lo mantienen como un tema tabú en Puerto Rico y en muchas partes del mundo.
Hablar de aborto no solo nos permite derribar mitos, también puede abrir caminos de empatía y acceso para quienes hoy enfrentan barreras para recibir este servicio esencial de salud.
En este artículo, inspirado en los episodios de Historias de Aborto de Se Vale Preguntar, exploramos cómo las voces de Yamina y Cynthia nos muestran el poder de hablar.
El aborto en Puerto Rico: un derecho con muchas barreras
Acceder a un aborto en Puerto Rico no siempre es sencillo. Con solo cuatro clínicas en el área metropolitana, muchas personas deben viajar largas distancias, pedir días libres en el trabajo, buscar dinero para cubrir costos altos y, además, hacerlo en silencio por miedo a los juicios de sus familias o comunidades.
📣 “El estigma complica el acceso porque crea desinformación. Y la desinformación perpetúa el estigma. Es como una serpiente que se muerde la cola”, explica Iliana Fuentes Lugo, productora de Se Vale Preguntar.
Yamina: el silencio y la soledad del aborto a los 19 años
Yamina tenía 19 años cuando enfrentó un embarazo no deseado. No guiaba ni tenía carro. Para llegar a la clínica, necesitó inventar excusas, pedirle la tarjeta de crédito a su papá “para un date” y salir de su casa a las cinco de la mañana sin contarle a nadie lo que estaba pasando.
💬 “Fue complejo hacer todo esto en silencio. Si hubiera sabido que otras mujeres de mi familia también habían abortado, quizás me hubiera sentido acompañada y no tan sola”, reflexiona.
Esa experiencia la motivó a contar su historia años después, para que otras personas no se sientan como ella se sintió: aislada, juzgada y sin apoyo.
Cynthia: del aborto al activismo y el acompañamiento
Para Cynthia, el aborto también fue una experiencia atravesada por obstáculos. No conocía todas las opciones de clínicas ni de métodos. Terminó pagando $500 por un servicio que describe como frío y poco empático.
Lo que más la marcó fue un comentario del médico durante el sonograma:
💔 “Él dijo: ‘Ahí no hay na’. Pero claro que había algo. Había un embarazo que yo estaba terminando, y que para mí era importante. Ese comentario me hizo sentir invisible en un momento vulnerable.”
Hoy, Cynthia es doula de aborto. Acompaña a otras personas para que no vivan la falta de información, apoyo emocional y sensibilidad que ella experimentó.
💪 “No puedo permitir que otras personas pasen por lo mismo. Si puedo protegerlas y acompañarlas, estoy haciendo algo para cambiar las cosas.”
Contar nuestras historias rompe estigmas y abre caminos
Hablar de aborto puede ser incómodo. Pero cuando lo hacemos:
✨ Rompemos el silencio que perpetúa el estigma.
✨ Creamos espacios para la empatía y el acompañamiento.
✨ Transformamos el acceso para quienes vienen después.
💬 “Cuando compartimos nuestras historias, abrimos puertas para que otras personas se sientan menos solas y más apoyadas en sus decisiones”, dice Johana Karis, trabajadora social de Darlington Medical.
Tu voz puede marcar la diferencia
El aborto es un servicio de salud, un derecho y una experiencia que merece respeto y sensibilidad. Hablar de ello es un acto de valentía y de amor colectivo.
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