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Incontinencia urinaria en mujeres: causas, tipos, prevención y tratamientos

Introducción

La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina y afecta a mujeres de todas las edades, aunque su prevalencia aumenta con la madurez. En el episodio 49 de “Se Vale Preguntar”, la Dra. Darleen Vargas (especialista en uroginecología) y la Dra. Yarí Vale Moreno discuten sus experiencias clínicas: definición, factores de riesgo, tipos y tratamientos disponibles. 

Escucha el episodio completo aquí:

A continuación, profundizamos en estos aspectos para ofrecer recomendaciones prácticas y claras para quienes padecen o desean prevenir la incontinencia urinaria.

¿Qué es la incontinencia urinaria?

La incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina que ocurre sin intención de la persona. Puede manifestarse ya sea al realizar actividades físicas (tose, estornuda, ríe) o al sentir una urgencia tan intensa que no alcanza a llegar al baño a tiempo (AAFP).

  • Prevalencia general: En Estados Unidos, cerca del 17% de las mujeres no embarazadas experimentan algún grado de incontinencia; dicha prevalencia asciende al 44–57% en mujeres de edad media y posmenopáusicas, y al 75% en mujeres de edad avanzada (ACOG).
  • Contexto en Puerto Rico: Aunque no hay cifras oficiales locales exactas, los factores de riesgo (edad, partos, menopausia) son los mismos que en otros países. Por ello, se estima que una proporción importante de la población femenina puertorriqueña padece síntomas en algún momento de su vida.

Tipos de incontinencia urinaria

Existen varios tipos, aunque los dos más comunes son la incontinencia de esfuerzo y la incontinencia de urgencia. A menudo coexisten (incontinencia mixta) (AAFP):

  1. Incontinencia de esfuerzo
    • Ocurre al aumentar la presión intraabdominal (tos, estornudo, ejercicio, risa).
    • Se asocia a debilidad del soporte uretral o del piso pélvico.
  2. Incontinencia de urgencia
    • Se caracteriza por una sensación repentina e intensa de orinar (“urgencia”) que no da tiempo de llegar al baño.
    • Es producida por contracciones involuntarias del músculo detrusor de la vejiga.
  3. Incontinencia mixta
    • Combina elementos de esfuerzo y urgencia.
    • Cerca del 20–30% de los casos son mixtos, con predominio de uno de los dos componentes .
  4. Incontinencia por rebosamiento (overflow)
    • Se da cuando la vejiga no vacía completamente, se distiende y gotea continuamente.
    • Representa el 5% de los casos crónicos; suele asociarse a obstrucción o debilidad del detrusor, la capa de músculo liso que forma parte de la pared de la vejiga urinaria.
  5. Incontinencia funcional
    • Ocurre cuando la persona no puede acceder al baño a tiempo debido a barreras físicas, cognitivas o de movilidad.
    • No es un problema de la vejiga ni del piso pélvico, sino del entorno o de la capacidad de moverse.

Factores de riesgo

Varios factores incrementan la probabilidad de desarrollar incontinencia urinaria:

  • Edad: La incidencia aumenta con la edad. Cerca del 25% de las mujeres jóvenes y el 44–57% de las de mediana edad la presentan; en mayores de 60 años asciende al 75% .
  • Partos vaginales: El trauma obstétrico, las laceraciones de cuarto grado y el estiramiento del piso pélvico durante el trabajo de parto predisponen a debilidad musculofascial.
  • Cesáreas: Aunque el riesgo es menor que en partos vaginales, también contribuye por cambios en el suelo pélvico.
  • Obesidad: El exceso de peso eleva la presión intraabdominal, favoreciendo la incontinencia. Perder kilos puede mejorar los síntomas hasta en un 50% en algunos estudios.
  • Menopausia: La disminución de estrógenos debilita la musculatura uretral y del piso pélvico.
  • Enfermedades crónicas: Diabetes, hipertensión y disfunciones neurológicas pueden afectar la función vesical.
  • Tabaquismo y consumo de alcohol: Irritan la vejiga y potencian la urgencia urinaria.
  • Antecedentes familiares: Existe predisposición genética.

Signos y síntomas

Las mujeres que padecen incontinencia urinaria pueden experimentar:

  • Escapes involuntarios de orina al toser, estornudar, reír o hacer ejercicio (incontinencia de esfuerzo).
  • Urgencia intensa seguida de pérdida involuntaria si no llegan a tiempo al baño (incontinencia de urgencia).
  • Goteo constante o sensación de no vaciar totalmente la vejiga (rebosamiento).
  • Movilizarse lentamente o con dificultad, lo que dificulta llegar al baño en tiempo (incontinencia funcional).
  • Levantarse varias veces en la noche para orinar (nocturia).
  • Uso frecuente de protectores o toallas sanitarias para evitar accidentes y manejar la vergüenza (CNBIotecnología).
  • Aislamiento social y baja autoestima, pues muchas evitan situaciones donde no haya baño cercano, limitan actividades sociales e incluso reducen la vida sexual.

Prevención y hábitos saludables

Aunque algunos factores (edad, partos previos) no se pueden cambiar, implementar hábitos saludables ayuda a reducir la incidencia y gravedad:

  1. Ejercicios de Kegel (fortalecimiento del piso pélvico)
    • Consisten en contraer y sostener los músculos del piso pélvico durante 10 segundos, relajarlos y repetir 10 veces, al menos 3 veces al día.
    • Ayudan a restablecer la conexión mente-músculo y prevenir la incontinencia .
    • Se pueden realizar en cualquier posición (sentada, acostada o de pie).
  2. Pesas vaginales
    • Dispositivos de silicón que se introducen en la vagina para mayor resistencia durante los ejercicios.
    • Facilitan el entrenamiento del piso pélvico, acelerando el fortalecimiento.
    • Requieren supervisión inicial por un profesional para aprender la técnica correcta (ACOG).
  3. Hábitos de vejiga saludables
    • Orinar cada 3–4 horas (no aguantar demasiado ni ir excesivamente).
    • Evitar “aguantar” de manera extrema, lo cual puede debilitar la musculatura vesical.
    • Vaciar completamente la vejiga; si quedan pocos mililitros (“goteo posmiccional”), practicar técnica de doble micción (esperar unos segundos y volver a orinar).
  4. Dieta e hidratación apropiada
    • Reducir o evitar el café, el alcohol, las bebidas cítricas, especias y alimentos muy picantes, pues irritan la vejiga.
    • Ingerir suficiente agua: una hidratación adecuada (1,5–2 L/día) sin excesos que obliguen a orinar cada hora.
  5. Control de peso
    • Mantener un índice de masa corporal saludable (< 25).
    • Cada 5 kg de peso perdido puede disminuir el riesgo y la gravedad de la incontinencia en un 50% (ACOG).
  6. Evitar tabaco
    • El tabaquismo causa tos crónica que incrementa la presión abdominal y el riesgo de incontinencia de esfuerzo.

Evaluación inicial

Si notas síntomas de incontinencia, es recomendable hacer una valoración básica antes de medicarte o usar protectores de forma permanente:

  1. Entrevista médica (anamnesis)
    • Frecuencia y tipo de escapes: Cuántas veces al día o noche, si ocurre con tos/ejercicio o con urgencia.
    • Impacto en la vida: Actividades que debe evitar, uso de protectores, restricciones sociales.
    • Antecedentes obstétricos y ginecológicos: Número de partos, tipo de parto, menopausia, cirugías pélvicas.
    • Hábitos miccionales: Horas de despertarse para orinar, cantidad de ingesta de líquidos.
    • Medicamentos y enfermedades: Drogas diuréticas, diabetes, hipertensión, trastornos neurológicos.
  2. Bitácora miccional (diario de vejiga)
    • Anotar durante 3–7 días la cantidad de líquidos ingeridos, número y hora de las micciones y episodios de escape.
    • Facilita al médico distinguir entre incontinencia de esfuerzo, urgencia o mixta.
  3. Examen físico
    • Evaluar tono y fuerza del piso pélvico mediante palpación vaginal o rectal.
    • Chequear el grado de prolapso (cistocele, rectocele, descendimiento uterino).
    • Hacer prueba de esfuerzo: pedir a la paciente toser con vejiga semillena para evidenciar escapes.
    • Revisar la uretra: detectar fístulas o divertículos que pueden causar escapes persistentes.
  4. Pruebas complementarias (según sospecha)
    • Estudio urodinámico: mide presiones vesicales y uretrales para casos refractarios o antes de cirugía.
    • Ecografía de vejiga: descartar residuo postmiccional o masa que obstruya el vaciado.
    • Cistoscopia: exploración endoscópica si se sospechan lesiones intravesicales o divertículos uretrales.
    • Cultivo de orina: descartar infección urinaria, causa reversible de urgencia y escapes.
  5. Referir al especialista
    • Toda paciente con síntomas persistentes después de medidas conservadoras (hábitos, Kegels) o con sospecha de anomalías anatómicas (divertículos, fístulas, prolapso grave) debe ser referida a un uroginecólogo.
    • En Puerto Rico hay menos de 15 especialistas en uroginecología, lo cual puede retrasar la atención, por lo que la derivación temprana es clave .

Opciones de tratamiento

El abordaje depende del tipo de incontinencia, la severidad y las metas de cada paciente. A continuación, un resumen de las alternativas:

1. Tratamientos conservadores (primera línea)

  • Ejercicios de Kegel y fisioterapia del piso pélvico
    • Realizar series de contracciones de 10 segundos, 10 repeticiones, 3 veces al día.
    • Pueden complementarse con biofeedback y electroestimulación para mejorar la técnica.
    • La fisioterapia especializada evalúa postura, respiración y guía en ejercicios personalizados .
  • Pesas vaginales
    • Dispositivos de silicón que se colocan en la vagina para añadir resistencia durante los ejercicios.
    • Favorecen un fortalecimiento más rápido y mejor control del piso pélvico.
    • Requieren supervisión inicial para seleccionar el tamaño adecuado.
  • Modificaciones en el estilo de vida
    • Control de peso: bajar de peso si el IMC > 25.
    • Dieta: limitar café, alcohol, cítricos, especias y edulcorantes artificiales.
    • Evitar el estreñimiento crónico: comer fibra, hidratarse y, de ser necesario, usar laxantes suaves.
    • Orinar programado: cada 3–4 horas, evitando “aguantar” durante largos periodos.
  • Pesarios
    • Dispositivos intrauterinos o vaginales de silicona que soportan la vejiga y la uretra, reduciendo escapes en la incontinencia de esfuerzo.
    • Se retiran para higiene diaria y colocan de nuevo; útiles para quien no desea cirugía inmediata .

2. Terapia médica

  • Estrógeno vaginal
    • En mujeres posmenopáusicas sin contraindicación, el uso de cremas, anillos o tabletas vaginales con estrógeno mejora el tono uretral y la mucosa uretral, reduciendo la incontinencia
    • También alivia la atrofia vaginal y el disconfort sexual.
    • En pacientes con cáncer de mama, consultar al oncólogo antes de prescribirlo; estudios recientes indican que el estrógeno altamente localizado (poco sistémico) es seguro en la mayoría de los casos (AAFP).
  • Antimuscarínicos y agonistas β3-adrenérgicos (incontinencia de urgencia)
    • Medicamentos como oxybutynin, tolterodina o mirabegrón disminuyen las contracciones involuntarias del detrusor.
    • Pueden causar efectos adversos (sequedad bucal, estreñimiento, hipertensión) y requieren seguimiento.
    • Indicado cuando el componente de urgencia interfiere significativamente con la vida diaria.
  • Fármacos tópicos (alpha-agonistas en uretra)
    • Agentes como la fenilpropanolamina (menos usados hoy) elevan el tono uretral y pueden ayudar en incontinencia de esfuerzo leve.
    • Actualmente, la tendencia es priorizar ejercicios y cirugía mínimamente invasiva.

3. Procedimientos no quirúrgicos

  • Inyección de agentes de relleno uretral (bulking agents)
    • Sustancias como colágeno, carbono activado, o polimetilmetacrilato se inyectan en la pared uretral para reducir el calibre y mejorar el cierre uretral en incontinencia de esfuerzo moderada.
    • Procedimiento ambulatorio con anestesia local; requiere repetirse cada año o más, según la absorción del material (AAFP).
  • Toxina botulínica en la vejiga (Botox)
    • Indicada en incontinencia de urgencia refractaria a medicación.
    • Se inyecta en el músculo detrusor para relajar la vejiga y disminuir contracciones involuntarias.
    • Sus efectos duran de 6 a 12 meses, luego puede volver a administrarse.
  • Neuromodulación del nervio tibial posterior o sacro
    • Consiste en estimular los nervios que regulan la función vesical para mejorar el control.
    • La estimulación eléctrica percutánea del nervio tibial posterior (PTNS) se hace con una aguja en el tobillo durante 30 min/día, 12 sesiones semanales.
    • La neuromodulación sacra (marcapasos vesical) implica implantar un electrodo en el sacro, cuyo estímulo modula la actividad vesical. Puede durar hasta 15 años la batería.

4. Cirugía

  • Mallas suburetrales tipo “sling” (incontinencia de esfuerzo)
    • Se coloca una malla sintética o de fascia autóloga (propia) bajo la uretra para elevarla y sostener el canal uretral.
    • Existen técnicas transobturadoras y retropúbicas.
    • Tasa de éxito > 80 %, pero con riesgo de complicaciones (dolor crónico, erosión de malla) que requieren evaluación individualizada (BJUI).
  • Procedimientos de colposuspensión (Burch)
    • Técnica abierta o laparoscópica que sutura el cuello vesical a la fascia iliopectínea.
    • Menos usados en la era de mallas, pero útiles cuando la paciente no tolera malla sintética.
  • Cirugías reconstructivas de piso pélvico
    • Reparación de prolapso (cistocele, rectocele, prolapso uterino) puede mejorar incontinencia asociada.
    • Incluyen colporrafia anterior/posterior, histerectomía trófica, entre otras.

¿Cuándo consultar a un especialista?

  • Persistencia de síntomas tras 3–6 meses de medidas conservadoras (Kegels, cambios en dieta, pesarios);
  • Incontinencia moderada a severa que limite la vida diaria (actividad laboral, sexual, social);
  • Sospecha de anomalías anatómicas: divítulos uretrales, fístulas, prolapso avanzado;
  • Infecciones urinarias recurrentes que no ceden con antibióticos;
  • Síntomas de urgencia intensa que no mejoran con medicación inicial;
  • Fracaso de tratamientos médicos o efectos adversos intolerables.

En Puerto Rico, la uroginecología es una subespecialidad relativamente nueva (creada en 2013). Hoy existen menos de 15 especialistas en toda la isla, por lo que la referencia temprana a Darlington Medical Associates u otro centro con uroginecólogos es esencial para garantizar una evaluación completa y acceso oportuno a tratamientos avanzados .

Impacto psicosocial

La incontinencia urinaria no es un mero problema físico; afecta la salud mental y autoestima:

  • Vergüenza y estigma: Muchas mujeres usan toallas sanitarias constantemente para ocultar escapes, evitan situaciones sociales y se aíslan.
  • Depresión y ansiedad: El temor a “mojarse” en público puede llevar a cuadros depresivos, similar al dolor pélvico crónico que describen las especialistas .
  • Impacto en la sexualidad: El miedo a fugas durante las relaciones íntimas disminuye el deseo y puede causar disfunción sexual.
  • Calidad de vida reducida: Limitaciones en viajar, hacer ejercicio o participar en eventos recreativos.

Por tanto, no es normal sufrir en silencio; buscar ayuda médica y terapéutica mejora la salud física, emocional y social.

Conclusión

La incontinencia urinaria es una condición frecuente en mujeres y, aunque aumenta con la edad, no es un proceso obligatorio ni un tabú. La combinación de ejercicios de Kegel, hábitos saludables, fisioterapia especializada y, de ser necesario, tratamientos médicos o quirúrgicos, permiten recuperar el control urinario y mejorar significativamente la calidad de vida.

Si presentas escapes involuntarios o urgencia intensa, comienza con:

  1. Ejercicios de Kegel diarios, al menos 10 contracciones de 10 segundos, 3 veces al día.
  2. Bitácora miccional para identificar el tipo de incontinencia.
  3. Dieta baja en irritantes de vejiga (café, alcohol, cítricos).
  4. Consulta ginecológica anual: si tu ginecólogo no pregunta, dilo tú (“se me escapa la orina”).
  5. Derivación oportuna a uroginecólogo si los síntomas persisten tras 3 meses de cambios de estilo de vida.

En Darlington Medical Associates, ofrecemos evaluación integral, programas de fisioterapia de piso pélvico, tratamiento con estrógeno vaginal, terapia botulínica o neuroestimulación, y derivamos a cirugía reconstructiva o de malla suburetral cuando está indicada. No lo asumas como parte inevitable del envejecimiento: siéntete con la libertad de preguntar, porque sí, se vale preguntar.

Referencias

  1. Ep. 49 “Incontinencia Urinaria”. Se Vale Preguntar. Transcripción interna.
  2. ACOG Practice Bulletin No. 155: Urinary Incontinence in Women. Obstet Gynecol. 2015 Nov;126(5):e66–e81.
  3. Hunskaar S et al. Epidemiology of urinary incontinence in women. AAFP. 2005; “Urinary incontinence affects up to 70 % of community-dwelling women…”
  4. Burgio KL et al. Mixed and urge urinary incontinence in women. AAFP. 2019; “Mixed UI has a prevalence of 20–30 %, overflow UI 5 %…”
  5. Balk E et al. Nonsurgical Treatments for Urinary Incontinence in Women: AHRQ systematic review. 2018.
  6. Khalaf K et al. Guideline of guidelines: urinary incontinence in women. BJUI Int. 2019.