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Cómo las creencias religiosas de los proveedores restringen el acceso a servicios ginecológicos en Puerto Rico

Introducción

Las convicciones religiosas de ciertos médicos y hospitales en Puerto Rico se traducen en barreras reales para acceder a servicios ginecológicos básicos. Estas creencias pueden impedir la colocación de un DIU, denegar una ligadura de trompas, retrasar un aborto por indicación o rechazar tratamientos de afirmación de género y fertilidad para parejas del mismo sexo. El resultado: mujeres y personas LGBTTQI+ enfrentan gastos adicionales, demoras peligrosas y un fuerte estigma que compromete su salud física y emocional.

En este contexto, profesionales de la salud profesan fe y ética personal sin garantizar que el paciente reciba alternativas oportunas. El episodio 51 de Se Vale Preguntar, donde Johana Karis y la Dra. Yarí Vale Moreno analizan cómo esas convicciones afectan la atención, nos ofrece ejemplos locales que ilustran la magnitud del problema.

Escucha el episodio completo aquí:

 A continuación repasamos:

  1. De qué manera las convicciones religiosas se traducen en negativas o demoras en la atención ginecológica.
  2. El impacto directo sobre la salud de mujeres y personas LGBTTQI+.
  3. Estrategias prácticas para identificar proveedores receptivos y sortear esas limitaciones.
  4. Recomendaciones para que los proveedores concilien creencias personales con su deber ético.

Convicciones religiosas versus responsabilidad médica

Cuando “creer” se antepone a “cuidar”

En Puerto Rico, existen hospitales y clínicas afiliados a organizaciones religiosas (Iglesia Católica, evangélicas, Menonitas, etc.) cuyos cánones internos prohíben brindar ciertos servicios. Esa proyección dogmática se convierte en:

  • Rechazo o demora en recetar métodos anticonceptivos (píldoras, DIU, implantes).
  • Negativa a esterilizaciones voluntarias, aun cuando la paciente cumpla con requisitos médicos y legales.
  • Obstaculización del aborto por indicación, incluso cuando la salud de la mujer está en riesgo.

A partir de 2025, la Ley del Derecho Fundamental a la Libertad Religiosa en Puerto Rico permite que un médico no solo se niegue a practicar un procedimiento, sino que ni siquiera remita a otra persona que sí lo realice. Para les pacientes, esto implica:

  1. Búsqueda adicional: costosa y desgastante en tiempo y dinero.
  2. Riesgos a la salud: en temas de aborto por indicación, cada hora de retraso puede agravar complicaciones.
  3. Aumento del estigma: sentir culpa o vergüenza por “molestar” al proveedor y posible retraimiento de controles habituales.

Consecuencias para mujeres y personas LGBTTQI+

Impacto en la salud reproductiva de las mujeres

  1. Embarazos no deseados
    • Al negarles anticoncepción de largo plazo (p. ej., DIU o implantes), se incrementa la probabilidad de embarazos no deseados, que a su vez pueden llevar a abortos inseguros, cesáreas de urgencia o partos prematuros.
    • Estudios locales han estimado que, en municipios con alta presencia de hospitales religiosos, la tasa de embarazos adolescentes es hasta 20 % más alta que el promedio estatal .
  2. Dificultad para acceder a interrupción legal del embarazo
    • Cuando el médico se niega a interrumpir un embarazo por indicación (preclampsia, diabetes gestacional severa, riesgo de vida), la paciente se ve obligada a viajar a clínicas especializadas, asumir gasto de hotel, transporte y costo fuera de plan médico.
  1. Aumento del estigma y la culpa
    • El rechazo del proveedor, basado en creencias religiosas, genera en la paciente sensaciones de culpa (“si mi médico no lo hace, tal vez no debería hacerlo”) y, por miedo a ser juzgada, muchas mujeres posponen su atención.
    • Esa demora se traduce en cuadros más severos: infecciones de transmisión sexual sin tratamiento (por falta de orientación en anticoncepción), prolapso avanzado (por no referir a fisioterapia de piso pélvico), cáncer de cérvix en estadios tardíos (por negar Papanicolau a pacientes con “estilo de vida inapropiado”).

Barreras para la comunidad LGBTTQI+

  1. Negativa a terapias de afirmación de género
    • Endocrinólogos, ginecólogos y trabajadoras sociales pueden invocar objeción moral o religiosa para no brindar hormonas de afirmación (estrógeno/testosterona) ni derivar a especialista, dejando a personas trans sin acceso oportuno a tratamiento.
    • Eso incrementa la cesantía emocional, depresión y ansiedades clínicas en adolescentes y adultos transgénero.
  2. Discriminación en tratamientos de infertilidad y reproducción asistida
    • Clínicas de fertilidad afiliadas a organizaciones religiosas no aceptan parejas del mismo sexo, pese a que la ley local no prohíbe explícitamente prestar estos servicios a matrimonios o uniones legales de personas LGBTTQI+.
    • El resultado es que parejas lesbianas, gays o bisexuales terminan pagando el doble: una primera consulta donde les dicen “no aceptamos”, y luego deben buscar clínicas privadas que cobren tarifas más altas.
  3. Rechazo en atención de ITS y VIH
    • Algunos médicos, basados en dogmas religiosos, adoptan un enfoque moralista y se niegan a atender pacientes LGBTTQI+ con VIH/SIDA o ITS, alegando que “no aprueban su estilo de vida”.
    • Esa actitud fomenta la discriminación institucional, pues los pacientes se sienten avergonzados y, por miedo a ser juzgados, evitan controles regulares, aumentando la transmisión y complicaciones asociadas.
  4. Violación de derechos fundamentales
    • La Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención Interamericana de Derechos Humanos establecen el derecho a la salud sin discriminación. Cuando un proveedor invoca creencias religiosas para negar o demorar atención, se vulnera ese derecho, y la persona carece de recursos prácticos para denunciarlo de forma simple y efectiva.

Estrategias para sortear barreras religiosas en la atención médica

Identifica proveedores laicos y clínicas inclusivas

  • Darlington Medical Associates es un ejemplo de clínica ginecológica que explícitamente declara no discriminar por orientación sexual, identidad de género o creencias religiosas.
  • Las clínicas comunitarias de salud sexual (p. ej., Pro Familia) suelen tener personal entrenado en derechos reproductivos y no imponen restricciones religiosas.

Verifica la afiliación institucional antes de agendar

  • Llama y pregunta directamente: “¿En este establecimiento se colocan DIU a todas las personas, sin importar su religión o preferencia sexual?”
  • Si la respuesta es ambigua (“depende del caso”), desconfía: es probable que exista una cláusula de objeción interna.
  • Insiste en pedir referencias de otros proveedores si mencionan que “acá no se hace”.

Prepara tu carpeta digital con documentación clave

  • Lleva siempre copias digitales (en tu celular o nube) de tu plan médico, identificaciones y licencias de tu seguro.
  • Así, si un médico se niega, no pierdes tiempo completando papeleo y puedes difundir tu expediente a otro centro de inmediato, sin excusas burocráticas.

Exige tu derecho en emergencias obstétricas

  • En un caso de urgencia (sospecha de ectópico, sangrado intenso, preeclampsia grave), si el médico se niega, solicita hablar con el director de servicio o traslado inmediato a sala de trauma.
  • Ninguna convicción particular puede anteponerse a una intervención médica que salve una vida.

Documenta cualquier negativa injustificada

  • Si consideras que un proveedor te discriminó por convicciones religiosas, toma nota de nombre, fecha, hora, verbo literal (“no le receto porque va en contra de mis principios”) y busca testigos.
  • Esa información te servirá para presentar una queja ante:
    • Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico
    • Junta Examinadora de Médicos y Cirujanos
    • Departamento de Justicia (Sección Derechos Civiles)
      Organizaciones de derechos reproductivos (Pro Familia) para asesoría legal.

Recomendaciones para profesionales que quieran conciliar fe y deber médico

Ofrece siempre una referencia oportuna

  • Si, por convicción personal, no puedes brindar un servicio (anticoncepción, aborto, terapia hormonal), ten preparada una lista actualizada de colegas o centros que sí lo hacen.
  • Comunica al paciente: “No practico ese servicio por razones personales, pero aquí tienes los contactos de quienes pueden ayudarte”. Esa actitud respeta tu fe sin abandonar a la persona en riesgo.

Actualízate en ética médica y derechos del paciente

  • La Declaración de Ginecología y Obstetricia de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) establece que “todo paciente mantiene su derecho a recibir atención basada en evidencia, aun si el profesional objeta”.
  • Participa en congresos y seminarios de ética que incluyan módulos sobre diversidad sexual y derechos reproductivos.

Transparencia institucional

  • Si trabajas en un hospital religioso, impulsa que la política clínica informe claramente al público qué servicios no se ofrecen y a dónde dirigir.
  • Exige que esa información aparezca en la página web oficial, en folletos y en la sala de espera, para evitar engaños y desplazamientos innecesarios.

Sé un aliado para la comunidad LGBTTQI+

  • Aunque no compartas convicciones sexuales, reconoce que cada persona merece respeto y acceso a atención
  • Incluye en tu práctica un lenguaje inclusivo:
    • Evita preguntar “¿tiene novio?”; mejor: “¿qué tipo de pareja tiene?”
    • Utiliza pronombres que la persona indique.
  • Si no te sientes cómodo atendiendo a una persona trans, deriva de inmediato a un colega que garantice el respeto a su identidad.

Conclusión

Las creencias religiosas de un proveedor de salud pueden convertirse en barreras reales que restringen el acceso a servicios ginecológicos esenciales (anticoncepción, aborto, esterilización, terapias para población LGBTTQI+). Los casos presentados en el episodio 51 de Se Vale Preguntar demuestran que:

  • Muchas mujeres sufren embarazos no deseados, complicaciones obstétricas y retrasos en diagnósticos por rechazos basados en creencias del profesional.
  • La comunidad LGBTTQI+ —especialmente personas trans y parejas del mismo sexo— enfrenta retrasos, costos adicionales y discriminación directa en clínicas donde la moral religiosa prevalece sobre la atención médica.

Para garantizar el derecho a la salud, es crucial:

  1. Identificar proveedores laicos o con política de no discriminación explícita.
  2. Verificar afiliaciones institucionales antes de agendar citas.
  3. Utilizar redes de apoyo de la comunidad y documentación digital para agilizar derivaciones.
  4. Exigir atención en emergencias, pues las convicciones religiosas no excusan el abandono en casos de riesgo vital.
  5. Denunciar cualquier negativa injustificada ante los organismos pertinentes.

Asimismo, los profesionales de la salud deben equilibrar sus creencias personales con el deber ético de proveer información veraz y remitir a otro especialista de forma inmediata si objetan un servicio. Solo de ese modo se podrá avanzar hacia un sistema de salud ginecológica en Puerto Rico inclusivo, basado en evidencia y sin prejuicios.

En Darlington Medical Associates mantenemos nuestro compromiso con la atención laica y respetuosa para todas las personas: mujeres, LGBTTQI+ y cualquier paciente que requiera anticoncepción, interrupción de embarazo por indicación médica, alternativas de esterilización o terapias hormonales. No permitas que las creencias religiosas de un proveedor limiten tu autonomía ni tu derecho a decidir sobre tu cuerpo y tu salud reproductiva.

Referencias

  1. Transcripción Ep. 51, “Libertad religiosa VS Medicina Ginecológica”. Se Vale Preguntar.
  2. Declaración de Ginecología y Obstetricia de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO), 2023.
  3. World Health Organization. “Ensuring human rights in the provision of contraceptive information and services.” Geneva: WHO; 2020.
  4. Pro Familia Puerto Rico. “Informe sobre acceso a servicios ginecológicos y objeción de conciencia.” 2025.