Educación sexual integral: cómo hablar con niñas y adolescentes sin tabúes
✨ Introducción
Hablar de sexualidad con niñas, niños y adolescentes sigue siendo uno de los grandes retos para muchas familias. El miedo, la vergüenza y la falta de información han creado silencios que, lejos de proteger, exponen a las infancias a la desinformación, la culpa y la violencia.
En este episodio de Se Vale Preguntar, la trabajadora social Johana Karis y la ginecóloga Dra. Yarí Vale Moreno conversan con Karla “Fefa” Ferrer Arévalo, educadora en sexualidad integral y fundadora de Wet Justice, sobre cómo acompañar a la infancia y la adolescencia en el desarrollo de su sexualidad desde un enfoque educativo, científico y humano.
💬 ¿Qué es la educación sexual integral (ESI)?
La educación sexual integral (ESI) no se trata de enseñar sobre sexo, sino de educar sobre la sexualidad como parte natural de la vida. Fefa la define como una pedagogía basada en derechos humanos y evidencia científica, que abarca los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y socioculturales de la sexualidad.
“La ESI nos enseña a conocernos, a establecer límites, a tomar decisiones informadas y a disfrutar de nuestra sexualidad de forma sana. La sexualidad no es solo reproducción: también es identidad, placer, cuerpo, afecto y autocuidado”, explica Fefa.
Desde la primera infancia hasta la adultez, la ESI promueve actitudes saludables, relaciones respetuosas y una comprensión diversa de los cuerpos y las identidades.
🧠 Educar sin miedo: la sexualidad no es un tabú
Una de las resistencias más comunes a la ESI viene de la idea errónea de que hablar de sexualidad con niñes “los sexualiza”.
Nada más lejos de la verdad.
“Las infancias y adolescencias tienen sexualidad también, pero no la viven igual que las personas adultas. Enseñarles sobre el cuerpo, el consentimiento y los límites personales es protegerles, no promover conductas sexuales”, afirma Fefa.
La curiosidad infantil es natural y debe ser acompañada con información adecuada según la edad. Callar, castigar o responder con vergüenza solo transmite el mensaje de que el cuerpo es algo prohibido.
👂 Escuchar y responder con honestidad
Como señala la Dra. Yarí Vale, los adultos deben aprender a responder sin mentir y sin dramatismo.
“Cuando un niño o adolescente te pregunta sobre sexualidad, es porque confía en ti. Si le mientes o reaccionas con juicio, no volverá a preguntar.”
Responder con honestidad no significa explicarlo todo de golpe, sino adaptar la información a la etapa de desarrollo, responder con calma y dejar la puerta abierta a futuras conversaciones.
“La educación sexual no es una charla única: es un proceso continuo de confianza y diálogo.”
La educación sexual integral enseña a niñas y adolescentes a conocer su cuerpo, establecer límites y tomar decisiones informadas sobre su bienestar.
🧩 Nombrar el cuerpo con sus nombres correctos
Una de las herramientas más simples y poderosas de la ESI es llamar a las partes del cuerpo por su nombre real. Así como enseñamos “nariz” o “mano”, también debemos enseñar “vulva”, “clítoris”, “pene” y “ano”.
Esto ayuda a las infancias a reconocer su cuerpo, establecer límites claros y comunicar si alguien cruza esos límites.
“Cuando una persona sabe nombrar su cuerpo, puede identificar abuso y pedir ayuda. El silencio es lo que permite la violencia”, señala Fefa.
⚖️ Consentimiento y respeto desde la infancia
La educación sexual integral enseña que todo el cuerpo es privado, no solo los genitales. Por eso, acciones cotidianas como pedir permiso para abrazar o dar un beso ayudan a las infancias a comprender el consentimiento.
“Somos una cultura de mucho contacto físico, pero debemos enseñar que el cariño también se pide y se respeta”, añade la Dra. Vale.
Hablar de límites, consentimiento y emociones desde temprana edad es una forma de prevenir el abuso sexual y promover relaciones más respetuosas.
📚 La ESI no incita: previene y protege
Quienes se oponen a la educación sexual integral suelen argumentar que “promueve” la actividad sexual en adolescentes. Sin embargo, los estudios muestran lo contrario:
“Las estadísticas demuestran que quienes reciben educación sexual integral inician su vida sexual más tarde y con mayor responsabilidad”, explica Fefa.
Hablar de sexualidad con información veraz y sin tabúes no promueve el sexo, sino que enseña responsabilidad, autocuidado y empatía.
🌱 El rol de las personas adultas: educarse y desaprender
Las personas adultas también tienen que hacer su propio trabajo: cuestionar los prejuicios y miedos con los que crecieron.
“Nos negaron esta información. Nos enseñaron a sentir vergüenza. Pero educarse no es solo leer libros, es reflexionar sobre lo que sentimos y revisar nuestras actitudes”, dice Fefa.
Para acompañar bien, primero hay que sanar la relación con la propia sexualidad. La ESI no se enseña solo con palabras, sino con ejemplo: la manera en que los adultos hablan, escuchan, se tocan y se relacionan también educa.
🌈 Recursos y espacios seguros para aprender
Fefa comparte que desde su organización Wet Justice, ofrece talleres gratuitos y asesorías individuales sobre educación sexual integral en Puerto Rico. Uno de sus proyectos, “Justicia Reproductiva por Adolescencias Orientadas (JURADO)”, ofrece talleres para jóvenes de 15 a 21 años con materiales, almuerzo y acompañamiento educativo.
“Necesitamos espacios donde las familias y comunidades se encuentren para hablar sin miedo, sin juicios y con amor. La educación sexual es un acto de justicia social”, concluye Fefa.
💜 Conclusión: hablar también es cuidar
La educación sexual integral no se trata de enseñar sexo, sino de enseñar a vivir con respeto, curiosidad y cuidado. Cuando las familias, las escuelas y las comunidades hablan abiertamente sobre sexualidad, se construye un entorno más seguro, saludable y empático.
“La infancia y la adolescencia merecen información veraz, inclusiva y libre de vergüenza. Hablar también es amar. Hablar también es cuidar.”